lunes, 8 de octubre de 2012

Capítulo 3.

Aquel lugar no era precisamente como el señor de negro se los había pintado. Él había dicho que era un lugar muy alegre, donde los niños jugaban, sonreían, un lugar que con solo verlo de fuera les transmitía una felicidad inmediata.
Pero aquel edificio era todo lo contrario, era un lugar con colores demasiado apagados, dando una sensación de escalofríos al mirar aquel viejo edificio, que perfectamente podría ser el escenario de una película de terror, y los pequeños huérfanos los actores… o más bien las víctimas.
El edificio de alzaba tras unos muros de color marrón tal vez un poco más fuerte que el del propio edificio, y justo en medio de ese muro se encontraba una gran puerta de color negro, una puerta que al abrirse hizo un molesto chirrido, haciendo que las pequeñas se taparan los oídos con las manos.

-           ¡Esto no es como decías! ¡Mentiroso!

Pero él, no tenía la culpa. Al ser los padres de las pequeñas unas personas adineradas, pensó que las mandarían a aquel lujoso orfanato, donde los niños eran realmente felices, pero para su pesar las habían mandado a aquel orfanato, el orfanato que tanto había odiado... El orfanato en el que estuvo cuando pequeño.
En aquel lugar la comida no solo era pésima, si no escasa, muchas veces los propios niños llegaban a ser maltratados. Ustedes pensaréis que esto podría haber cambiado desde que él estuvo allí. Pero el llevaba la orden de todo lo que pasaba con cada uno de los niños que él llevaba allí, y sabía perfectamente que era un infierno para los niños, siendo castigados constantemente por divertirse, jugar, reír, simplemente por ser niños, por querer tener una infancia.

Ψ

 

-           Estás serán vuestras habitaciones. - Murmuró el hombre de negro mientras miraba a aquella vieja y horrenda mujer que les había acompañado hasta aquella habitación, que podía pasar por la de un hospital, era completamente blanca.

La mujer desapareció tras mirar con cara de asco a las tres hermanas.

-          No me gusta esto, es un sitio feo, muy feo. ¡Nos mentiste! –Replicó Azura mientras miraba a su hermana Daysha la cual daba golpes contra el suelo.

-          Es verdad, señor, nos mentiste. –Murmuró Sherlyn. – Señor ¿Cómo se llama?

-          No os mentí, pensé que os llevarían a otro lugar, otro lugar más bonito, el lugar en el que todos estos niños merecen estar. Lo siento. Me llamo Lucas.

-          Lucas… Me gusta, y tus rizos también. – Murmuró Sherlyn, y tras esto no hablo más, de nuevo oía aquellas voces que eran verdaderamente reconocibles para ella, sus padres, y de fondo parecía oír a su abuelo, no estaba segura, ya casi no recordaba su voz, pero Azura sabía que era el por un pequeño brinco que pegó.

Ya no hablaron más, pues tras soltar Lucas las bolsas ellas se abalanzaron sobre estas para sacar sus cosas. Sherlyn sacó aquel conejo de peluche del que nunca se separaba.

Ψ


Lucas pasaría unos días en el orfanato, mientras ellas se acostumbraban a este y además teniendo en cuenta que los papeles no estaban del todo tramitados, ellas seguían de alguna manera bajo la custodia de él. Aunque realmente él no era tutor ni nada similar, si no el encargado de buscarles un hogar provisional o un orfanato. Siendo él el único que pueda decidir si se va con una familia u otra, el caso de las pequeñas, era suyo, y eso era algo que le gustaba, pues a pesar de parecer frío realmente le encantaban los niños, de hecho tenía hijos, y una pequeña de la edad de las gemelas, Chelle. Él mismo llevaba un crío dentro, y era extraño que ya no lo hubiera sacado con las niñas, pues siempre que veía caras largas en los niños al haber perdido a sus padres, trataba de dibujar sonrisas sacando aquel crío que llevaba dentro.


Era el primer día que pasaban allí, tras una larga noche de llantos, en la que Lucas se encargó de calmar a cada una de las pequeñas: Cantando canciones o más bien berreando estas, pronto Sherlyn se hubo unido a la canción, ya que al menos aquella si la conocía, acabando por cantar las tres niñas, aunque aún con lágrimas en los ojos.

Las pequeñas se habían vestido, en cambio Lucas se hallaba en la cama dormido, lo que hizo que las Höhner que estallaran en carcajadas, mientras se abalanzaban sobre el para despertarlo, como solían hacer con sus padres, la única que no lo hizo era Azura. Ella pensaba que sus hermanas no debían divertirse, sus padres hacía apenas dos días que habían muerto, con aquella forma de pensar, parecía una vieja con mentalidad de antes… Pero así de rara es Azura.

-          ¡DESPIERTA DORMILÓN!

Lucas se revolvió en la cama, despertándose poco después con las pequeñas saltándole encima. Primeramente se quejó y luego cuando supo que se trataba de las pequeñas comenzó a reír mientras le buscaba las cosquillas a las gemelas. Riendo estas rápidamente a carcajadas, escurriéndose cama abajo, acabando en el suelo. Cuando las niñas estuvieron en el suelo, Él aprovecho para levantarse y colocarse bien la ropa, la cual estaba arrugada, en su trabajo no podía causar mala impresión, a pesar de que a él no le gustaba nada aquel traje, era demasiado serio para él.

Ψ



Como bien sabía Lucas el desayuno en aquel lugar era escaso y no precisamente muy bueno para los niños, bueno, y no solo el desayuno, cualquier comida, eso no tenía ni que confirmarlo. El desayuno de ese día era una especie de gachas, pero no de esas con pinta deliciosa, sino todo lo contrario.

Las niñas lo único que hacían era coger las gachas con la cuchara y las dejaban caer nuevamente en el plato. El chico de los rizos vio que aquella acción se repetía, una, otra y otra vez en las pequeñas, por lo que cogió la última cucharada de aquellas gachas infernales, cerró los ojos y se tapó la nariz, metiendo así la última cucharada, mientras soltaba ese sonido que hacemos cuando nos gusta mucho algo.

Lucas quería que la convivencia allí les fuera más fácil, librándose así de muchos castigos de aquella Rotenmeyer terrorífica. La Rotenmeyer de Heidi, tenía corazón, esta sí tenía hacía mucho que no lo sacaba.

-          No están ricas Luc, no mientas.

-          Sé que no son el mejor manjar del mundo Daysha, pero mira, si cierras los ojos y usas tu imaginación, podrás imaginar tanto como quieras, por ejemplo el olor, sabor y textura de algo que te guste mucho, de tu desayuno favorito, y tapándote la nariz evitarás que entre ese olor infernal de las gachas, haciendo así que el momento del juego no se rompa.

Pronto se unieron a aquel juego, que hizo que en nada se hubieran terminado las gachas, sonriendo así satisfecho. Aquellas niñas hacían que fuera el mismo, dejando entrever esa alma de niño, y como no, esa faceta paternal.




Ψ



Ya había pasado una semana.
Lucas se iba ese día, y aquello se notaba, pues a las Höhner se les habían borrado la sonrisas después de haberse enterado el día anterior de que ya se tenía que ir. En aquellos siete días habían congeniado a la perfección, habían jugado lo poco que les había permitido la vieja Rotenmeyer, pues se asemejaba a un ave rapaz pero, al asecho de una sonrisa de felicidad, lo que hacía parecer que odiaba las sonrisas, dando así mucho que pensar. ¿Habría sufrido tanto en su infancia que lo pagaba con los niños? Porque si de algo estoy segura, es que nunca sabré realmente que le paso, nos quedaremos con esa zozobra, o no, poco a poco lo iremos viendo.

Recogía las cosas que se había ido trayendo a lo largo de la semana, ya que el primer día lo paso con lo puesto, ya luego fue en busca de algunas cosas a casa, pero ahora era hora de marcharse, como mucha gente él también odiaba las despedidas, y más despedirse de aquellos pequeños angelitos era bastante duro, es más le rompía el corazón tener que dejarlas en aquel lugar infernal, pero pronto las visitaría, o eso creía él, pero muchas veces el destino juega malas pasadas.

-          Lucas, Lucas, ‘tito’ Luc. ¿La vieja Rotenmeyer nos tratará mal si tú no estás? –Preguntó la más picara de las tres, Daysha, la cual ya se había acostumbrado al orfanato, en cambio Azura no.

-          Sh, no digas eso de Rotenmeyer Day, eso es una broma entre nosotros ¿Vale? Portaros bien y no pasará nada ¿Me lo prometen?

Y acto seguido las gemelas asintieron, Azura un poco más tarde hizo lo mismo, aunque con desgana. Lucas dio un pequeño beso en los labios a cada una, era una costumbre que Lucas siempre había tenido con su hija, y que ahora les había pegado a las pequeñas, aunque a Sherlyn le resultaba algo repulsivo por la edad, en cambio Daysha siempre tan picara era la que se los daba.

Una despedida más, parecía que sus vidas iban a estar llenas de ellas, primero su abuelo, su tío, sus padres, luego Eileen y finalmente Luc.

Pero pronto traería sorpresas, no os puedo decir si buenas o malas, pero he de decir que a las pequeñas les esperan bastantes sorpresas.








Continuará...




8 comentarios:

  1. Me encanta *-* pobres niñas... u.u
    Espero el siguiente :)
    http://ocurrioenlanoche.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que te guste.
    Muchas gracias por comentar, enserio, muchas gracias, como siempre digo, los comentarios es lo que me incita a seguir escribiendo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Continuo diciendo que me ennnncanta. Me has hecho esperar más de lo previsto pero a merecido la pena. Besitos.
    ATT: Coraline Sevigné Nóvikova.

    ResponderEliminar
  4. Me alegro de que siga siendo así, pues eso significa que lo voy haciendo bien.
    Sí, es que anduve ocupada, pero ayer por fin lo termine.
    Me alegro enserio, y muchas gracias.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Me encanta, me ha enganchado :D
    sigue asi que escribes muy bien
    espero que escribas el siguiente capitulo pronto

    ResponderEliminar
  6. Me alegro mucho que te guste, Muchísimas gracias, aunque como siempre digo hay miles mejores que yo.
    Pues estaba justo pensando en ello, si puedo escribiré a ratos, pero no sé cuando será publicado.
    Un beso-

    ResponderEliminar
  7. Interesante....cómo acaba uno metido en la historia y preocupándose por ellas..espero que lo continúes Sherlyn

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que suceda eso, es lo que quería que pasara...
      Espero que te guste y muchas, muchísimas gracias por tu comentario.

      Un saludo y un abrazo Alfmega.

      SMHJ

      Eliminar

Cualquier comentario que sea de mal gusto será borrado, es decir que al dar una critica utilices insultos soeces. Si tenéis blog dejarlo en el link. Y por supuesto, quiero vuestra opinión. Saludos Príncipes y Princesas de Sherlyn.