jueves, 11 de abril de 2013

Capítulo 6.



Ψ




Pasaron unas semanas y todo había vuelto a su cauce, pero esta vez sin más castigos, ni más impertinencias por parte de las pequeñas niñas, pero eso no quería decir que no les hubieran pasado cosas realmente extrañas, tristes o perturbadoras durante aquellas semanas…

De hecho a Azura se enteró de algo que jamás hubiera imaginado…

Aquel día en la cocina había sido de lo más ajetreado, no solo se había preparado más comida sino que había sido un menú diferente, más apetitoso y complejo de preparar.
No. Definitivamente a la Rotenmeyer no le reconcomía la conciencia y decidió mandar a preparar una comida deliciosa y apta para niños en etapa de crecimiento…
Simplemente se trataba de que aquel día venían los inspectores al Orfanato, para comprobar que todo estaba en orden y los niños vivían en buenas condiciones, por eso nuevamente aquel día los habían dejado salir al patio, pero Azura tenía que tenía cumplir con el castigo recogiendo lo que se había utilizado en la hora de la comida…

Un plato, dos platos, tres platos, cuatro platos… ya había perdido la cuenta de cuantos había recogido cuando apareció la joven que las había despertado días atrás.

- Azura, deja que te ayude, se te van a caer los platos y será mejor que no pase eso…

Murmuró mientras se acercaba a Azu, que llevaba tres platos en la mano a punto de caérseles. Tras tenderle los platos a la joven, sonrío y le preguntó:

- Señorita… ¿Cuál es su nombre?
- Amélie.
- ¿Lo eligió su Mamá? El mío lo eligió mi abuelito y creo que significa algo de ‘’cielo azul claro’’
- Oh, es muy bonito tu nombre… pero no, a mí no me lo puso mi Mamá.
- ¿Entonces? ¿Tu papá?
- No… me lo puso la Señora Marshal.
- ¿Rotenmeyer? ¿Es ella tu abuela? –Al oír que dijo en voz alta Rotenmeyer se sonrojó y se tapó la boca. 
- No…

Amélie no dijo nada más, a pesar de que Azura la bombardeo a preguntas, era la más callada pero cuando la curiosidad se apoderaba de ella no podía parar, en eso se parecía a las inagotables gemelas.

- ¿La señora Marshal es tu mamá? –Preguntó tras colocar el último plato en aquel locero que la joven Amélie le había puesto en una mesa para que llegara.
- Algo parecido… Ella me acogió en su casa tras haberme encontrado en la puerta del orfanato.
- Entonces… ¿Tus papás también están en el cielo con los míos? 
- La señora Marshal nunca me contó.- Murmuró mientras comenzó a caminar hacia la puerta sin girarse a mirar a la pequeña Azura.

Pero aquella posible confesión fue interrumpida por una voz bastante conocida, pero lejana y que casi no recordaba, de hecho hacía casi un mes que no la oía. Era Lucas.




Ψ


- ¡No te permitiré que le hagas eso a otras niñas, ya me robaste a mí la infancia, no te permitiré que hagas eso de nuevo! –Gritó una joven a un hombre mientras lo señalaba convencida, aunque en el fondo se moría de miedo, nunca se había atrevido a enfrentarse a él de aquella manera.

- ¿Quién te ha dicho que me puedes hablar así? Yo haré lo que me dé la gana con tu ayuda o sin la tuya, pero estoy segura que lo harás sino quieres que le suceda algo a tu hermano. –Gritó aquel hombre de complexión fuerte, mientras la empujaba contra la pared y le gritaba todo aquello con el rostro prácticamente pegado al ajeno.

- ¡Ni se te ocurra tocarlo! 

- Pues ya sabes lo que tienes que hacer.- Murmuró mientras la soltaba y se largaba de aquel infernal piso cerrando la puerta con llave.


La vida de aquella joven se había convertido realmente en un infierno con la llegada a su vida de las drogas. Un mundo en el que se introdujo cuando un hombre bien vestido se acercó a ella ofreciéndole todo tipo de experiencias lo bastante excitantes como para convencer a una adolescente, y más cuando solo se trataba de tomarse unas pastillas de origen desconocido.
Tentada por el instinto rebelde de sus quince años accedió y se metió en el mundo de las drogas, haciendo que finalmente tuviera que trabajar en la noche para pagarse su adicción y ahí fue cuando conoció a ‘’Rémi’’, un veinteañero de origen Francés que tras su llegada de Francia sin estudio alguno ni dinero para pagárselos, decidió formar un puticlub para en un futuro poder pagarlos.
En principio era ilegal e introducía a jóvenes veinteañeras a aquel oficio. Él no quería introducir a menores, pero fue obligado por su despreciables socio y chulo de la mayoría de las prostitutas que trabajaban en aquel local, y fuera de él. Pero Rémi a pesar de ser el jefe no podía hacer nada con su actitud ya que más de una vez se había ganado palizas de su hasta ahora socio, y sin su parte aportada no hacía nada con aquel local.

Así es como ahora la joven Kaytleen de veinte años vive atada a un hombre que realmente no significada nada para ella, Tyco comenzó a matizarla y apropiarse de ella como si se tratara de un simple objeto al que usar para complacer sus deseos cuando le daba la gana, sin que ella tuviera voto acerca de ello. Salía cuando él la dejaba y normalmente era con él o sino simplemente para ir a trabajar ya que el club estaba debajo del piso y la podía vigilar desde cerca.


Todo eso había sucedido ante la mirada de Rémi, el cual vivía en su propia burbuja, hacía mucho que parecía que todo lo que pasaba en el club no iba a con él. Alguien tenía que abrirle los ojos, ya que no solo había dejado de hacer aquello que tanto le gustaba, cantar, sino que había olvidado realmente porqué había abierto el local. Sus sueños se habían desvanecido tras aquellos cinco años que llevaba abierto el lugar. Ahora era realmente uno de los lugares más conocidos de las afueras de Nueva York. Y el uno de los hombres más adinerados de aquel tipo de negocios, y como no, también su socio.





●●●


- ¿Por qué tengo que ser yo? ¿Por qué tengo que ser yo la que Tyco trate como una mierda, como un simple objeto? ¿Por qué? –Murmuraba para sí sola al borde de la cama mirando por la ventana. -¿Por qué tengo que ser yo la que arruine la infancia y adolescencia a unas niñas? Ojalá pudiera volver a aquel día, y decir no a las drogas que me ofreció aquel camello. Pero ahora solo puedo dar las gracias por estar saliendo de ellas. Gracias.

Kay no podía creer como no solo había arruinado su adolescencia, sino ahora quería arruinar la infancia de alguna niña que adoptarían… Sabía que lo tenía que hacer, sino su hermano moriría y aquello no se lo podía permitir desde que Tyco intento asesinar a su madre, la única que le quedaba a ella y a su hermano.

Aquella presión que le caía sobre los hombros para tomar una decisión se disiparía pronto, ya que para ella su hermano era sagrado, era una de las pocas personas que le quedaba, aunque él no le dirigiera palabra alguna.

Trabajar con alguien como Tyco tenía sus inconvenientes y uno de ellos era que si había algo de ti que ocultaras, él, lo iba a saber solo para estar seguro de que no le dejaras tirado. Simplemente las amenazas han sido siempre su mejor arma, sobre todo porque las cumple.
Ya la cumplió aquella vez cuando dijo que mataría a la madre de Kay. Ella no le creyó cuando la amenazó con ello e ingenuamente se negó a aceptar sus órdenes.

Casi le cuesta la vida a su madre. Desde ese día con Tyco es realmente sumisa, sino llega a ser por su hermano que lo detuvo a tiempo, su madre ahora estaría bajo tierra.
Esa es otra de las razones por las que su hermano la odia.

Adriana Lima (Kay)


Ψ


Dos meses después en el centro de Nueva York.

Los meses habían sido como todos para las Höhner, pero también había traído noticias al igual que la llegada de la escuela, por fin.

Pero sobre todo esas noticias fueron importantes ya que alegraron por partida doble. Habían venido los servicios sociales a darles la noticia de que una pareja de las afueras de Nueva York se veía capacitada para adoptar a estas tres criaturas. ¿Dónde está la guinda de la sorpresa? Lucas le había dado la noticia. Sí, el chico de los rizos. Iba a pasar una semana teniendo diversos encuentros con los posibles padres adoptivos e hijos, para ver si realmente la relación sería fructífera y si los padres eran realmente aptos.

A pesar de haber habido por fin momentos buenos en la vida de las niñas también ha habido momentos escalofriantes en estos dos meses. Sobre todo por parte del hombre sin ojo, Derek. Y si a eso añadimos el gran Secreto de Amélie…

●●●




Dos meses atrás en el mismo lugar.

- Azura…. ¡Ayúdame!- Murmuró de nuevo aquel hombre tras aparecerle en el espejo del baño.

Aquello para el fantasma se estaba convirtiendo en costumbre y realmente Azura parecía cada día menos segura, más asustadiza, menos valiente… Más frágil.



- Azu… No tengas miedo.

La niña había retrocedido varios pasos llegando por fin al pomo de la puerta, preparada para salir corriendo en cuanto pudiera.

- Por favor, no te vayas. Ayúdame.
- Nunca me dices realmente que pasa, no terminas de contarme. ¿Cómo quieres que te ayude? Además, solo soy una niña. ¿Quién eres? –Susurró.
- Ella me persigue, me tortura, me asesinó y ahora quiere arruinar mi descanso, continuamente llamándome. Derek, Derek, Derek.
- ¿Quién es ella?
- Amélie.
- ¿Cómo va a ser Amélie? Si ella es muy buena a pesar de tener como ‘’Mamá’’ a la Señora Marshall.
- Créeme las apariencias engañan. Cuida de ti, cuida de tus hermanas.

Y sí, de nuevo se esfumó, sin dejar rastro pero sí mucho terror de la joven y dulce ‘’Amélie’’.


Continuaré, o no continuaré. 




4 comentarios:

  1. Me alegro que no hayas dejado de escribir, ya que esta historia me encanta :3 Y más ahora que empieza a ponerse más interesante con la introducción de Kay :D
    Espero que sigas escribiendo esta historia :)
    Besos <3
    http://lmdreamer.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias por tu comentario y más por ser la primera en hacerlo :')
    La introducción de Kay hará más movidita la historia verán que sí.

    Un enorme beso y espero que mi imaginación siga como estos días :)

    ResponderEliminar
  3. Buenas tardes, encanto. Estoy encantadísima de que continues esta historia. Esperaba que no cerrases el blog porque créeme, esto da para mucho y tú lo estás haciendo de una manera magnífica. Continuaré esperando el siguiente. Besos.

    ResponderEliminar
  4. Muchísimas gracias por tu comentario, como siempre me encanta que me escriban sus opiniones ya que es lo que me ayuda a seguir escribiendo.
    Muchas gracias enserio, si veo que la cosa va bien seguiré escribiendo a pesar de que muchas veces he querido cerrarlo y aún a veces me lo pienso.
    Pronto estará, aunque esta semana he andado liada. Besos y gracias por todo.

    ResponderEliminar

Cualquier comentario que sea de mal gusto será borrado, es decir que al dar una critica utilices insultos soeces. Si tenéis blog dejarlo en el link. Y por supuesto, quiero vuestra opinión. Saludos Príncipes y Princesas de Sherlyn.