sábado, 29 de septiembre de 2012

Capítulo 2.



Regresaron al comedor en busca del bolso de Eileen el cual se le había olvidado, y mientras las pequeñas aprovecharon para que la niñera les comprara un paquete de patatas.
El comedor poco a poco se vació, pero a pesar de eso, la pobre Eileen aún permanecía sentada en la mesa, mientras las pequeñas no paraban de preguntar que hacían allí todavía, considerando que hacía por lo menos veinte minutos que habían encontrado el bolso y comprado las patatas, pero no recibían repuestas.

-          Pequeñas... -Murmuró por fin, con algunas lágrimas en los ojos,

Ella también recibió una noticia de aquel tipo con la edad de ocho años, pero era diferente, a ella le quedaba su padre, pero a ellas no les quedaba nada.
Desde luego no podía imaginar manera alguna para poder evitar aquellos llantos que iban a sonar después, no encontraba una manera justa, no la había… ¿Quién podría evitar los llantos de una persona tras la muerte de sus seres queridos? Nadie. Así de simple, pero Eileen aún creía en la posibilidad, aunque en el fondo sabía que eso no se podría aplazar, lo tenía que hacer ahora… Luego, sería más doloroso para ellas y también para sí misma.  

-          ¿Sí? ¿'Tita' Leen? 

De nuevo, silencio. Solo se oía la respiración entrecortada de Leen y el leve sonido de la escoba rozar el suelo. Parecía que el tiempo se hubiera detenido, como si le hubieran dado una prologa a la joven para buscar las palabras exactas, pero eso no duró mucho más.

-          ¿Qué pasa 'tita'? ¿Por qué lloras? ¿Estás triste? - Preguntó Azura con esa voz tan dulce, mientras buscaba la mirada de su 'tita' ,así la llamaban. 

-          Cariño... - respiró de nuevo, y luego agarró las manos de las tres pequeñas.- Tengo una mala noticia que daros... -Guardó silencio nuevamente, viendo como las pequeñas le hacían gestos para que siguieran, ansiosas, y con gesto preocupado, pero tal vez no tanto como pudiera haber sido el de una persona mayor. Estaba segura que ellas no se esperarían nada de eso. - Papá y Mamá... ya no están...

-          ¿Cómo que no están? - Preguntó la más inocente, Sherlyn.

-          Están ahora en el cielo....

- ¿Han ido a visitar al tío Erich y al abuelito? -Pregunto nuevamente la pequeña. Era la única que no lo había entendido, pues Daysha y Azura ya se habían aferrado a la falda de Eileen, golpeando Daysha fuertemente con las manos a Leen, como si ella tuviera la culpa.

-          No...Cielo, ya no volverán...

Y así comenzó aquella llantina sin fin, aquella llantina comprensible. Tal vez cuando crezcan no les den tanta importancia a este suceso, pero seguramente sí.
Daysha no paraba de dar golpes a Eileen con fuerza, mientras lloraba de forma incontrolada. Sherlyn lloraba de pie, al lado de la mesa, con la mirada perdida y los ojos llenos de lágrimas. Y Azura, la reservada Azura lloraba contra el pecho de Eileen, habían recibido noticias de muerte de seres queridos, pero nunca hubieran esperado la de sus padres, esos padres que adoraban a sus pequeñas, a esas niñas que no paran de cantar, gritar saltar, las causa de sus sonrisas. Ellas.


<<Adiós pequeñas, os queremos>>

Y así fue como Sherlyn se enteró que podía oír a los muertos, pero eso es otra cosa que os contaré más adelante.





Ψ


En la habitación de un hospital en el centro de la ciudad, una joven madre combatía contra la vida y la muerte, su respiración era demasiado débil y había perdido demasiada sangre, aquel accidente le iba a pasar factura, haciendo que su vida pendiera de un fino hilo, que con cualquier movimiento era fácil de alterar. El destino parecía no querer que viviera, las máquinas se volvieron locas, un intenso pitido avisó de forma brusca a los médicos que quizás ya no hubiera nada que hacer. En menos de un segundo la habitación estaba abarrotada de médicos, tratando de devolverla a la vida.

-          ¡La Perdemos! Venga, uno, dos, tres.... 

Y así acercaron el desfibrilador cardíaco hacia el pecho de la mujer, aun sabiendo que todo estaba perdido, pero lo intentaron. Una, dos y tres veces, pero aquello no sirvió de nada, la señora había muerto, y el New York Times ya tenía portada para su nuevo periódico. '' Pareja de Turistas mueren en un trágico accidente''.

Ψ


El llanto tardo bastante en amainar, pero por fin las pequeñas habían dejado de llorar. 

A Eileen se le notaba la tristeza en sus propios ojos. El ver como aquellas niñas se habían quedado solas a tan temprana edad, era algo que ella misma no podía permitir, pero aun así sabía que no podía adoptarlas. Todavía era demasiado joven, y con los estudios no podría hacerse cargo de ellas, eso era algo que realmente le dolía, pues en pocas horas les había cogido un gran cariño, con ellas disfrutaba de esa infancia que poco le duró, una infancia robada.

Otra llamada. 

Esta vez era para avisar la hora y día del entierro. Iban a ser enterrados en Nueva York, ya que no habían conseguido contacto alguno con ningún familiar que quisiera pagar el importe del traslado.
El traslado era demasiado caro incluso para aquella pareja, que ahora estaban pasando por un momento económico un poco apretado, y para colmo el consulado Alemán no parecía querer hacerse cargo del traslado.

Ψ


Aquel lugar era demasiado tétrico, frío, un lugar que se notaba que albergaba muchas almas, almas perdidas, almas en pena, en busca de poder terminar esas cosas que aún le quedan por hacer, cosas que no terminaron en su vida terrenal. Algo normal en un cementerio.

El cielo estaba nublado. Clichés, como si de una película de Hollywood se tratara, en la cual siempre llueve, y el ensordecedor sonido de la lluvia que cae sobre los abrigos de las niñas haciendo más dramática y triste la escena. De hecho de no ser un día tan triste por la pérdida de sus padres, la pequeña Sherlyn estaría dando saltos de aquí para allá, le gustaba la lluvia.

-          ¿Dónde están? - Preguntó Sherlyn en un leve hilo, los oía, eso le asustaba, y le hacía preguntar ¿No se habían ido?

-          En el cielo cariño...

-          Pero... yo los oigo. 

-          No digas tonterías cielo... - Murmuró Eileen pero con una sonrisa tranquilizadora en su rostro, aunque desconcertada por aquella frase. ‘‘Pero...yo los oigo''

Al oír aquello la pequeña trato de replicar, pero al ver aquellas dos cajas acercarse se quedó blanca, y pronto rompió al llanto, al igual que las otras dos niñas.

Eileen estuvo a punto de no traerlas, eran demasiado pequeñas para contemplar el entierro de sus padres. Pero por otro lado a ella le hubiera gustado despedirse de su madre a pesar de su edad, por eso las llevó. Posiblemente cometía un error...

Las cajas comenzaron a descender en sus respectivos hoyos, pero antes las pequeñas se acercaron a las cajas llorando, y dejando caer algunas fotos, rosas y un CD que a su madre mucho le gustaba. Quería que en el cielo estuvieran como en casa, escuchando aquella canción que decía algo así '' Imagine all the people living for today...''  Las cajas comenzaron a descender, y el sacerdote poco tardo en decir aquellas palabras que nunca sobran en un acto así. Lágrimas no faltaron. Pataletas tampoco, Daysha seguía con aquel comportamiento impertinente. Incluso varias veces llego a insultar a Eileen como si ella tuviera la culpa de todo, Daysha era pequeña, pero siempre había tenido un genio terrible.


-          Mamá... Papá... -Esas palabras no paraban de volver a sonar, una, otra y otra vez.

Aquellas palabras eran como taladradoras en la propia cabeza de Eileen, la hacían sentir mal. Desde luego se había equivocado en llevarlas, pero ya no había vuelta atrás...


Ψ


Golpes en el cristal del coche tras salir de aquel frío cementerio. No se trataba de golpes de la lluvia, para nada. Un hombre vestido de negro aporreaba la ventana mientras gritaba algo, parecía ser una orden judicial.

-          ¿Sí? ¿Qué hace aporreando la ventana? - Dijo Eileen tras abrir esta. 

-          Señora ¿Esas son las hijas del señor Edgar Höhner y la señora Cornelia Jager?

-          -Sí... ¿Imagino que usted ha de ser el señor que se encargará de llevarlas a una casa de acogida o un orfanato? –Dijo murmurando mientras salía del coche para hablar con más privacidad.

-          Exacto. Me las he de llevar ahora mismo, estás niñas tiene que estar en un lugar bueno para ellas, ya hemos pasado a recoger las pertenencias de las pequeñas, al menos las que tenían en el Hotel, ahora ¿podría dejarme hablar con ellas? O... ¿Usted está interesada en adoptarlas?

-          No creo que este sea el mejor momento, acaban de asistir al entierro de sus padres. ¿No cree que…? –Pero este no le dejó terminar la frase interrumpiéndola impertinentemente.

-          Lo siento señora. Pero es mi trabajo. ¿Podría hablar con ellas? Traigo esta orden, y tengo el derecho, no debería pedir ni permiso pero trato de ser lo más educado posible.

Aquel hombre le había empezado a cabrear, y estuvo a punto de gritarle cuatro cosas, pero este ya se había acercado a la puerta del coche, abriendo así la parte trasera. «¿Pero este hombre que se cree? »

-          ¿Ustedes han de ser esas señoritas tan bonitas de las que me han hablado? ¿Verdad? Tú has de ser Azura, tu Sherlyn y ella Daysha. - Dijo señalando a las niñas equivocadas para que así ellas se animaran a corregirlo.

-          Te has equivocado, Sherlyn es ella, Azura soy yo y ella es Daysha. ¿Quién eres tú? - Murmuró Azura llevándose las manos a los ojos mientras sollozaba.

-          Pues yo, soy un hombre que quiere hablar con ustedes, pues necesito que vengáis conmigo.

-          No quiero ir a ningún lado, yo me quedo con la 'tita' Eileen.- Replicó Daysha que a pesar de haberla culpado por todo la quería mucho, y aquel hombre no le gustaba.

Quizás el que fuera todo de negro y sus marcadas facciones la hacían recordar a los tipos duros y crueles que solían ver en las películas de los mayores, las películas que en la mayoría de las veces les tenían prohibidas.  

-          Pero... ese lugar os gustará, será un lugar lleno de niños con los que jugar, pintar y podrás ir a un colegio muy bonito.

-          ¡No quiero! 

Aquel hombre no era mala gente, simplemente había sufrido mucho en la vida. Se había quedado sin padres a edad muy temprana, había pasado por numerosas casas en las cuales había sido maltratado vilmente, aquello le había hecho ser así. Por lo que no dudo en volver a hablar y describir aquel lugar de forma maravillosa, convenciéndolas poco a poco, aunque Daysha seguía en sus trece. 

Las dos pequeñas salieron solas del vehículo, pero en cambio a la única que hubo que sacar a la fuerza fue a la pequeña Daysha. Aquello no le gustaba ni a Eileen ni al propio hombre, pero no podía hacer otra cosa.


-          ¿Quieres despedirte de ellas?

Nada más oír aquello se acercó a ellas, sin decir una palabra a aquel frío hombre, aun teniendo unas horribles ganas de asestarle un puñetazo en la cara, pero sacudió la cabeza quitando aquella idea de su mente y abrazó a las tres niñas con lágrimas en los ojos, mientras le susurraba a cada una lo mismo. “Eres especial”


Tras haberse despedido, el coche se comenzó a alejar, dejando allí a Eileen, preocupada por el futuro de las pequeñas, y prometiéndose a sí misma que algún día las volvería a ver.




Continuará...

Si te gusta, y quieres el siguiente capítulo solo tienes que pedirlo, y dejar tu opinión. Para ver si escribo el siguiente capítulo o no.





10 comentarios:

  1. Me encanta. Espero seguir viendo mas capitulos. Un beso y sigue asi.

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  2. Enserio, muchas gracias por comentar Alexandr.
    Por supuesto, trataré de subir todos los sábados o domingos, según me sea más cómodo para mí.
    Un beso, y muchas gracias de nuevo.
    Poco a poco voy mejorando.
    Sherlyn M. Höhner Jager.

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  3. Increíble. Me encantó desde el principio y no me arrepiento. Es una historia muy triste, pero bueno me gusta el drama y tengo curiosidad por saber que le depara a las pequeñas. Sigue así. Besos.
    Coraline Sevigné Novíkova.

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  4. Muchas gracias Cora, la verdad es que estos comentarios son las cosas que me animan a seguir escribiendo, no hay nada como ver que a la gente le gusta y lo lee con ganas y no por obligación, por que a ningún ser humano les gusta ser obligado.
    Bueno, muchas gracias, see irá sabiendo poco a poco, se irá sabiendo poco a poco el como acabarán en ese bosque...
    Besos.
    Sherlyn M. Höhner Jager

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  5. Me ha encantado me he leido los dos capitulos y es que son muy bonitos, espero que publiques pronto el siguiente :)

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  6. Lo publicaré este fin de semana, ya que aún no lo he escrito pues he estado muy ocupada.
    Un beso.
    Sherlyn.
    Gracias por pasarte y me alegro de que te halla gustado.
    Muchas gracias, enserio.

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  7. Tras leer el primer capitulo, empalmarlo con este me genera sentimientos encontrados. No suelo encontrarme con un blog que tenga entradas que me hagan pensar, sentir o leer con avidez como el tuyo. Pero tengo miedo a caer preso de la tristeza que empieza a perfilar la narracion.
    Espero sigas publicando y logrando despertar esa pasion en mi.

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  8. Realmente la principal razón por la que escribí esta historia es por que supe que era algo diferente a la común, pero otra de las razones es por que sabía que la gente iba a sentirse identificada con alguna de las cosas que suceden o sucederán en la historia.

    Muchas gracias, esas son muchas de las cosas que quería conseguir, sobre todo lo de la avidez al leer, y que no es de agrado el que la lectura te resulte costosa.

    Bueno Un beso, y gracias por comentar.

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  9. Comparto segundo capítulo Sherlyn... Una pasada !!!!... Triste ... pero muy muy emocionante.... Felicidades amiga, fantástico trabajo !!! Un abrazo !!!

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    1. ¡Muchas gracias Mikel!
      Me alegra que te guste, yo me tengo que poner a leer el tuyo, iré poco a poco son muchas entradas.

      Un saludo.
      SMHJ

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