jueves, 10 de enero de 2013

Capítulo 5. Segunda Parte.

Ψ


Las jóvenes hermanas a hurtadillas bajo una sábana leían aquella carta cuyo remitente era Lucas, y que por alguna razón la Rotenmeyer no les había entregado.


Ellas no eran las únicas testigos de aquella escena, alguien las observaba desde uno de los lugares más oscuros de aquel inhóspito orfanato.
La voz de la pequeña Sherlyn resonaba en las paredes de aquella pequeña habitación que poseía una gran acústica debido a los altos techos.

Así decía la carta:


«Preciosas princesas, ya el verano se va terminando, y eso quiere decir que pronto comenzaréis la escuela, una escuela nueva y desconocida. Pero no solo eso, sino que también recibiréis multitud de visitas de parejas en busca de futuros hijos adoptivos.

Sólo espero que no lo estéis pasando mal, pues sé perfectamente en el lugar donde os encontráis, sé cómo es la señora Marshall, pero lo más importante es que puedo ayudaros a sobrevivir en ese alarmante lugar. 
Aún me despierto a media noche por culpa de los remordimientos. Siento tanto haberos dejado allí. Pero no podía hacer nada, era el lugar que el gobierno os asignó.

Perdón, También siento algunas de las palabras que uso, sé que os costará entenderla, Lo siento.

Tengo un consejo peques, escuchar con atención, bueno… leer con atención. 

Tenéis que permanecer unidas, si queréis salir de ahí, tenéis que permanecer unidas, y para nada debéis dejar que os separen, porque estoy seguro de que no os gustaría estar lejos la una de la otra…

Pequeñas diablillas. Os quiero.

Ya sabéis.

‘’ PERMANECER UNIDAS’’

Un beso enorme,


Luc .»






Los recuerdos llegaron y pronto se encontraron navegando en ellos, hasta llegar a los más nítidos y trágicos de un mes atrás, cuando sus padres aún estaban con ellas. Rápidamente rompieron a llorar. Aquella carta había traído recuerdos, simplemente porque Lucas había formado parte de aquella trágica etapa que aún ellas vivían.

-          Papá… -Murmuró Sherlyn. –Te echo de menos… ¿Por qué tú no vienes como mamá? Quiero verte… Y al abuelito, también al tío Erich.

Era realmente desgarrador ver como tres huérfanas lloran la muerte de sus padres con el único consuelo de que se tienen las unas a las otras.

Silencio.
Continuaban bajo la sábana, quietas y sin emitir ningún sollozo, sin respirar… No, espera un momento, sí, sí respiraban, solo dormían. Habían caído rendidas después de tanto llorar.

 

Un siseo despierta a la mayor del trío Höhner. Y por un momento se desespera mientras busca una pequeña abertura por la que entre luz a través de las sábanas, por fin la encuentra y sale de debajo de la blanca sábana.
Aire, un aire espeso se respiraba en la fría habitación y entonces mientras recorría la habitación con la mirada, en la esquina de la habitación surgió un rostro, un rostro que Azura ya conocía, el hombre sin ojo.


-          Hola pequeña…


Poco a poco se fue acercando a ella, solo se escuchaba su propia respiración y los pasos del fantasma mientras se iba aproximando, era escalofriante ya que casi parecía que flotaba pero se oía como si arrastrara unas pesadas botas.

-          ¿Qué… qué quieres?

Azura trataba de hablar de forma tranquila y convincente, aquello se debía a que siempre había sido la más valiente, a la que menos le asustaba hablar con los espíritus que acudían a ella, aunque pocas veces hacía algo, simplemente los escuchaba y con inocencia les ofrecía una tonta solución, por ello su madre era la que los ayudaba. Aunque no siempre se iban, muchas veces se quedaban rondando por la casa.

-          Tengo que contarte algo… para que así me puedas ayudar. –Azura asintió nuevamente y permaneció a la espera de que empezara a contarle.

-          Ella me hizo esto… -Paró y señalo la cuenca vacía de su ojo y murmuró.- Ella me mató, ya no estoy en este mundo y me quiere seguir teniendo atado aquí… -Hizo una pausa y tras toser varias veces procedió –Quise vengarme y en cambio solo conseguí que me arruinara mi eterno descanso… yo solo quiero descansar en paz… Por favor. Ya no importa la venganza.

Y de nuevo desapareció sin dar respuesta a las preguntas que estaba a punto de hacer la pequeña médium, esta vez ante sus narices. Y el aire pronto se tornó agradable, ya no era tan espeso ni desagradable como antes.

Toc, toc. Desde luego no era casualidad que se hubiera esfumado y luego alguien tocara la puerta. Era la señorita que las había despertado los días anteriores.

-          Peques, la señora os quiere ver.

Una vez más la expresión de la joven dejaba ver una terrible compasión por las niñas. Justo cuando la joven le fue a decir algo a Azura vio como las otras dos dormilonas salían entre las sábanas; haciendo que se acababan de despertar, a pesar de que habían presenciado lo sucedido con el hombre sin ojo. Y eso se notaba en el nerviosismo que presentaba Sherlyn.

Ψ


Daysha conocía aquel lugar, ya había estado allí con anterioridad, cuando cogió lo que le pertenecía, la carta.

Sin embargo no sabía porque estaban allí, pero si de algo estaba segura es que no quería volver a la horrorosa habitación de los castigos. Desde que habían llegado a aquel lugar todo había sido horrible, ni una sola buena noticia, por lo tanto tenía razones para pensar que se trataba de algo espantoso.

-          Buenos días señoritas.- Murmuró alguien a sus espaldas, para ellas inconfundible, el mal en persona.

Una vez estuvo frente a ellas sonrío falsamente amable, esperando a que dijeran algo, lo cual resultó ser un intento en vano.

-          ¿Tenéis algo que contarme?

Todas negaron a la vez.

-          Me ha desaparecido una carta de encima de la mesa… -Las miró a las tres esperando una confesión. Como no la consiguió miró a Daysha.- ¿Daysha? Tu estuviste que haber pasado ayer por aquí. ¿Viste la carta?

La niña sentía la respiración de la Rotenmeyer cada vez más cerca de su rostro.
Y aquellos penetrantes ojos negros ejercían una gran presión en ella, intimidaban. Pero en cambio fue Azura la que cedió a la presión.

-          Vale, vale. Sí, yo la vi. La cogí porque tenía nuestros nombres, es nuestra. Y mamá cuando la carta tenía su nombre las abría.

-          Ahora tu madre no está aquí, ni volverá. Las normas las pongo yo. Me has defraudado pequeña, nunca me hubiera esperado esto de la seria Azu. Has cometido un hurto, la robaste.

-          ¡NO! Tenía nuestros nombres. –Insistió ahora Daysha.

PLASH. Una fuerte bofetada calló en la mejilla de la insolente niña, la cual permaneció en silencio y luego pequeñas lágrimas comenzaron a salir de sus cristalinos ojos. Ahí fue cuando Sherlyn se dio cuenta del castigo que le sería impuesto a su hermana mayor, velozmente se aferró a ella, esperando que aquello fuera suficiente para que no la castigaran, pero poco tardó en arrancarla de sus brazos y llevársela a la habitación más temida por los huérfanos del orfanato.




Continuará...
Si te gusta, y quieres el siguiente capítulo solo tienes que pedirlo, y dejar tu opinión. Para ver si escribo el siguiente capítulo o no.
Me borraron la cuenta de tuenti, aquí os dejo el nuevo link.
















6 comentarios:

  1. Wow, me encanta como escribes, casi parece que los lectores también estamos ahí ante esas escenas. Espero impaciente el próximo capítulo, ¡está muy interesante!:)

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  2. Realmente me alegra escuchar eso :')
    Como digo yo, siempre todo buen comentario sirve de incentivo, y una critica constructiva ayuda a mejorar, enserio muchas gracias por tu comentario :)

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  3. Está muy interesante la historia, y dan muchísimas ganas de seguir, te deja que la intriga. Ay, sigue, sigue, porfis. ¡Te quiero!

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  4. ¡Oh! Me alegra oír eso la verdad :)
    Ya tengo ideas para lo próximos capítulos, así que en cuanto pueda me pongo... ya que ando un poco enferma :)
    Gracias por leer y comentar enserio.
    Un beso

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  5. Guay!! me gusta la hidstoria y cómo la relatas...además me recuerda según qué cosas jaja, Espero las próxima, saludos

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    1. Muchísimas gracias por el comentario.
      En serio ayuda un montón saber que os gusta de ella y también el que no, aunque en tu caso sólo constatas los bueno.
      Muchas gracias. Aunque me gustaría saber ¿A qué te recuerda?

      Un beso
      SMHJ

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